MIS TACONES

Inyección de autoestima

Llevaba dos meses sin ponerme tacones. Las playeras, las deportivas cuquis, las botas planas y las bailarinas han sido mi calzado “estrella” estas últimas ocho semanas hasta que en el calendario ha aparecido el 15 de abril. Esa fecha siempre ha marcado un antes y un después en mi vida, es el día de mi cumpleaños. Cumplí 33 años y decidí que quería sentirme guapa, así que me puse mis leggings premamá negros (comprados a muy buen precio en H&M, sólo 9,90€), una blusa de punto (comprada en Promod hace 8 años, quien guarda siempre tiene y, si además estira, te sirve de fondo de armario durante el embarazo), una chaqueta rockera negra (que aún me cierra) y mis botines de Sacha London con un tacón del 8. Me vi estupenda, estaba preparada para la llegada de un año más.

Captura de pantalla 2015-04-18 a las 11.36.15Hasta este día, en el que decidí a las 7 de la mañana calzarme estas botas, no me di cuenta de lo importante que es para mí sentirme sexy, mirarme al espejo y verme guapa, y ello pasa, esté o no embarazada, por añadirle a mi look unos tacones, tampoco puede faltar máscara de pestañas. Puede ser superficial, pero es así. Yo me siento mejor con mi aspecto cuando gano altura con mis zapatos. Así que al día siguiente también me puse otros tacones y así pienso seguir hasta que mis pies se hinchen como pelotas (sería una afortunada, si no me sucediera).

Lo cierto es que desterrar el zapato plano me ha liberado. Hasta ahora me había obligado a ponerme calzado de ese tipo, porque me habían dicho que se me hincharían los pies muchísimo, que me dolería la espalda hasta límites insospechados y que las varices invadirían mis piernas. A día de hoy, eso no ha sucedido. También me ha animado a calzarme sobre mis tacones alguna de mis compañeras de piscina (yo las llamo sirenitas de piscina). Una de ellas compró unas sandalias monísimas (una ganga, me dijo) y es prácticamente el calzado estrella de sus pies. Ella tiene 27 semanas de embarazo (dos más que yo) y sus pies parecen dos morcillas. No he podido evitar compararme con ella y tomarla de referencia para buscar una excusa o motivo más para vestir a mis pies con unos tacones.

Por: Carolina

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